Hoy me gustaría compartir con vosotros una cita de Claudio
Naranjo, en concreto de su libro “Entre meditación y psicoterapia” pues me parece
una de las claves del cuarto paso de “Los siete pasos del amor”.
“La consciencia de sí mismo y el conocimiento de sí mismo,
funciones ambas del desarrollo interior de la persona, parecen estar dotados de
una cierta tendencia a contagiarse”.
El cuarto paso es el del conocimiento de sí mismo, un
conocimiento que nace del descubrimiento libre del yo, así que Claudio nos da
la clave para caminar desde el tercer paso de la “Autodependencia” al cuarto
paso del “Conocimiento”
No puede haber conocimiento sin consciencia, pero a la vez,
la consciencia es el medio para conocerse a sí mismo, merced a un “reconocerse”
a uno mismo, que yo considero un “re-cordarse”, en el sentido original del
término: Volver al corazón.
Así pues, en realidad conocerse no es más que volver al
corazón de uno mismo, explorarse y ser consciente de nuestros deseos,
necesidades, potencialidades y límites. Es un conocimiento donde también
necesitamos a otro que nos sirve, a la vez, de guía y espejo. Es un
conocimiento que nos hace darnos cuenta de una de las verdades más olvidadas e
importantes: Somos únicos, cada ser individual es parte de esta sinfonía del
Universo y sin cada uno de nosotros, no puede existir esta música, quizá
hubiera otra, pero no ésta. Así que “reconozcámosnos” como lo que verdaderamente somos, seres
únicos, insustituibles, perfectos en nuestra imperfección, pero absolutamente
necesarios en el orden perfecto de las cosas
Los siete pasos del Amor
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