Resulta
que a cuenta de nuestros enfados y desilusiones muchas veces gritamos a los
cuatro vientos: “No creo en el amor”. Si consideramos que el amor es la fuente
de lo que realmente soy, lo que estoy diciendo realmente es “No creo en mí
mismo” y este pensamiento se convierte en un callejón de muy difícil salida.
¿Cómo
romper este círculo vicioso? Desde “Los siete pasos
del Amor” os proponemos empezar por el principio y el principio en este
caso es, simplemente amar. Amar a la fuente del Amor, para empezar a descubrir
que más que un sentimiento, el Amor es el origen de todo lo que nos rodea, incluidos
nosotros mismos.
No
creer en el Amor es tanto como decir que no creo en el aire que respiro o la
tierra que piso. Por eso hay que empezar por ser conscientes de que aun sin
querer, estamos respirando, conscientes de que estamos pisando tierra, sea la
que sea.
Por
eso te propongo el siguiente ejercicio que practicamos en el taller “Los siete pasos del Amor”:
Sitúate
delante de un espejo donde puedas verte de cuerpo entero (si estás solo o sola
es mejor que lo hagas sin ropa). Respira profundamente cinco veces o hasta que
comiences a notar que estás más tranquilo y relajado.
Observa
cada parte de tu cuerpo: Tus ojos, tu boca, tu nariz, tu pecho, tus caderas, tu
sexo, tus piernas, tus manos, tus pies…Obsérvalos sin juzgar, detenidamente,
tranquilamente, el tiempo que consideres, dejando que cualquier emoción que se
presente esté ahí, sin más.
Agradece
todo lo que esa parte del cuerpo te da, busca el agradecimiento en tu corazón,
agradece sinceramente todo lo que tu cuerpo hace por ti.
Cuando
hayas observado tu cuerpo así, lleva tus manos cuatro dedos por encima del
ombligo, donde está situado el centro de tu poder personal. Visualiza una
estrella de luz que nace dentro de ti, justo en ese lugar. Deja que poco a poco
la estrella vaya generando más y más luz.
Cuando
quieras, mueve la estrella para llevarla allí donde hayas sentido dolor o
rechazo, a esas partes de tu cuerpo que no te gustan, que rechazas sin querer o
aquellas que te hubiera gustado que fueran de otra manera. Utiliza la estrella
para llevar más amor y agradecimiento a esas partes.
Cuando
estés preparado, mira a tus ojos y agradece el amor que nace en ti, que está
ahí presente, como el aire que respiramos, aunque no nos demos cuenta siempre.
Espero
que este ejercicio te resulte tan sanador y agradable como me ha ayudado a mí y
que podamos compartir la experiencia.
Un
gran abrazo
Los siete pasos del Amor
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