lunes, 4 de marzo de 2013

AGRADECER


El primer paso del amor es la relación que establecemos con nuestros padres, con esos dos seres que a través de un acto de amor hicieron posible que nos encarnáramos en quienes somos. Es probable que con el paso del tiempo, de la convivencia y con nuestro propio aprendizaje, hayan anidado en nosotros dos actitudes respecto a ellos: la arrogancia y/o la suficiencia. La primera se basa en la premisa “Soy mejor que tú” y la segunda en la premisa “No quiero lo que me das”. Pero al igual que el río no puede llevar agua a la fuente, la tarea fundamental de los hijos es agradecer a los padres el agua por la que pueden convertirse en río.

Un gran río no puede desmerecer a su fuente porque sea poco caudalosa, porque si la fuente decidiera dejar de manar, no existirían los meandros, ni las grandes orillas, ni las campiñas, ni las ciudades que se levantan majestuosas en las riberas.
Es indiferente lo que tus padres dejaron de hacer por ti, el daño que te han causado, las experiencias que te han marcado…porque si hubieran decidido no tenerte, sencillamente no estarías aquí.
Por eso quería dedicar esta primera entrada de “Los siete pasos del Amor” a ese primer vínculo que cualquier ser humano tiene con la vida. No podemos vivir en armonía sin vivir en armonía con los que nos dieron el regalo más grande que se puede conceder, el mero hecho de nacer, de vivir.
Al igual que la vida es lo que es, nuestros padres son lo que son. Quizá porque no tuvieron las mismas oportunidades, quizá porque no tuvieron las mismas herramientas, quizá porque no supieron hacerlo mejor, al fin y al cabo, no nacemos con un libro de instrucciones bajo el brazo.
Gracias, gracias, gracias por la vida…Podría ser una buena forma de comenzar a vivir de nuevo, de conectarnos con la esencia de estar en el mundo, de tener la oportunidad de sencillamente, vivir.
Los siete pasos del Amor

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