La verdadera curación no puede
darse sin gratitud. Si consideramos el amor como energía, necesariamente se
contrapone al odio y al rencor. Todos los pensamientos que generamos para
desear mal a alguien son una oportunidad perdida para generar actos de amor,
esto es, cómo facilitar nuestras vidas y facilitar a las personas que nos
rodean que el paso por este mundo sea la mejor experiencia posible para todos.
El Amor es la energía de la
salud, del perdón, de la gratuidad, de la bondad. La gratitud supone aceptar
las cosas tal como son, admitiendo que son para mi mayor bien aunque en este
momento concreto, no pueda encontrar el sentido de lo que me está sucediendo.
Gratitud supone confianza. Confiar en las circunstancias concretas que
conforman mi vida, cualquier otra actitud es dejar de vivir, dejar de existir.
Y esas circunstancias son las que son, mis emociones, mis pensamientos, mis
relaciones, mis ambientes y también mis recuerdos y mis necesidades.
Querer vivir la vida que no es
mía, no puede llevar a otra situación que a la enfermedad y la desdicha, a esa
infelicidad que es en el fondo, la causa de toda enfermedad.
El cuerpo es una máquina
perfecta, escuchemos lo que nos dice, porque más allá de su dolor, el sol
brilla recordándonos lo que necesitamos para sanar y ser felices. Sencillamente
Los siete pasos
del Amor